Vistazo al Estilo Neogótico en Europa

Publicado en Revista «Ingenieros y Arquitectos», CFIA
Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos de Costa Rica
Edición 246, Julio-Setiembre 2011, páginas 28-29-30

Por: Arq. Jonsi Ellis-Calderón AQ-14647

La Historia del Arte ubica el nacimiento del estilo Gótico en arquitectura de manera muy precisa en el tiempo y el espacio. Es generalmente aceptado que la arquitectura gótica nació con la finalización y dedicación de la Abadía de Saint-Denis, en Paris, el 11 de junio de 1144. Este estilo evolucionó desde el estilo Románico y, luego del Siglo XVI, la mayor parte de Europa abrazó el Renacimiento. El último diseño comúnmente aceptado de estilo Gótico es la Capilla de Enrique VII, localizada en la Abadía de Westminster, de inicios del Siglo XVI.

Luego, las tendencias del arte europeo del Renacimiento evolucionaron gradualmente, hasta virtualmente desaparecer a finales del Siglo XVIII, de la mano de la Revolución Francesa de 1789. En este periodo el artista se percató del estilo, hasta entonces solo pintaba, esculpía o diseñaba de acuerdo a la costumbre de la época. Esta edad le abrió los ojos y le permitió darse cuenta del estilo.

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Torre del reloj del Palacio de Westminster. Londres, Reino Unido. Foto: J. Ellis

Horace Walpole, escritor y político inglés, tomó la batuta del resurgimiento del estilo gótico en el Siglo XVIII por dos hechos relevantes. Primero, es el autor de la novela El Castillo de Otranto, escrita en 1764 y que da nacimiento al género literario llamado ‘literatura de terror gótico’, estilo literario que se volvería muy popular desde esa fecha y hasta ya entrado el siglo XIX. De este movimiento literario luego formarían parte escritores como Abraham “Bram” Stoker y Edgar Allan Poe, entre muchos otros.

Segundo, decide construir en 1770 su casa de campo, Strawberry Hill en Twickenham, en el suroeste de Londres, en estilo gótico, apartándose de la manera de los tratados de Palladio. Esta mansión, si bien es vista en un principio como un capricho, más adelante esta tendencia predominará. El neo-gótico había nacido.

Posteriormente se dará un incentivo muy importante a un estilo neo-clásico impulsado también, en parte, por los nuevos descubrimientos arqueológicos que sacudieron las bases de credibilidad de los principios de Palladio, pues estos estaban basados en algunas ruinas clásicas de una época más o menos decadente. Los arquitectos empezaron entonces la búsqueda del real y correcto estilo. Esto posteriormente hace que los artistas se identifiquen con algún estilo del pasado, con el que sientan cierta afinidad, esto es un concepto romántico.

Ya entrado el siglo XIX la relación artista-cliente es diferente, el cliente se toma la libertad de pedir para su edificio el estilo que más le guste. A pesar de ello, es de aceptación general que el estilo neo-gótico es el más indicado para la arquitectura religiosa: iglesias, capillas, e inclusive, tumbas; pues hace rememorar a la arquitectura de la fe.

En 1834 un incendio destruyó el Palacio de Westminster, situado junto al río Támesis en Londres, edificio que hoy en día acoge al Parlamento del Reino Unido, y donde se reúnen la Cámara de los Comunes y la Cámara de los Lores. La opinión pública de la época consideró que las libertades civiles, fundamentos de la Edad Media, eran la base de Inglaterra; por lo tanto, el gótico para la reconstrucción del nuevo parlamento era el estilo más adecuado. La misión recayó sobre Sir Charles Barry (arquitecto experto en Renacimiento), quien tuvo que utilizar la ayuda de Augustus Welby Northmore Pugin (A. W. N. Pugin, arquitecto convertido al catolicismo romano a sus 23 años de vida, experto en Gótico), de manera que el primero diseñaba la estructura y el ordenamiento del edificio, mientras que Pugin se encargaría de la decoración de las fachadas y de los interiores en estilo gótico; logrando así un edificio no del todo desagradable, aunque con un extraño método de diseño. No está claro aún hoy en día si ambos trabajaron de forma colegiada en esta tarea, o si Barry era el jefe de Pugin.

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Palacio de Westminster, sede del parlamento británico. Londres, Reino Unido. Foto: J. Ellis

Para José Pijoan el neo-gótico es una copia descarada hecha en los siglos XVIII y XIX del gótico original de los siglos XII al XV; no es una interpretación, aunque en algunos pocos casos sí sea una interpretación. La razón de ser de esto es lo fácil y cercano que estaban las catedrales góticas en Europa; fáciles de medir, estudiar y copiar. Por su parte, Hugh Honour cita en su libro “El Romanticismo” las siguientes palabras de Pugin: “Es la devoción, la majestad y el sosiego del arte cristiano lo que estamos buscando; no un estilo, sino un principio”.

Los buscadores del retorno a la naturaleza ven en la arquitectura gótica que era, por encima de todo, natural, sus formas internas recordaban a los grandes bosques europeos. Otros veían que esta arquitectura era el triunfo de la ingeniería y de las manifestaciones inventivas de la humanidad. Su sentido simbólico era otro atractivo, todos y cada uno de los componentes de las catedrales góticas estaban llenos de simbolismo, de representación y de sentido para el culto, esto llevaba a algunos católico-romanos a ver las iglesias góticas como la expresión artística más sublime de la cristiandad.

Franceses, ingleses y alemanes veían al gótico como un estilo nacional, un estilo que desde su aparición en 1144 se había arraizado en lo más profundo de las manifestaciones culturales de estos países, que por lo tanto se sentían muy identificados con dicho estilo. En otros países de Europa y en Estados Unidos sus habitantes veían en el gótico el único estilo verdaderamente universal aparecido desde el estilo clásico y que por lo tanto era el estilo que debían emplear los hombres del siglo XIX. Franceses e ingleses encontraron también justificaciones en las estructuras políticas y sociales, así como en acontecimientos heroicos medievales, para su afición por el gótico.

Entre 1790-1799 el Landgrave Guillermo IX de Hesse ordena construir en los jardines Wilhelmsshohe un castillo muy engañoso que dominaba los campos de reunión con sus amigos, donde éstos eran atendidos por sirvientes vestidos al estilo medieval. En Italia, Carlos Félix, rey de Cerdeña, ordena la reconstrucción del lugar donde fueron enterrados sus antepasados, la abadía de Huatecombe de Saboya profanada durante la revolución, el resultado fue una especie de híper-gótico “espesamente incrustado de esculturas y erizado de pináculos con follaje”.

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Palacio de Westminster, sede del parlamento británico. Londres, Reino Unido. Foto: J. Ellis

Se venía estableciendo entonces una estrecha relación entre monarquía y medie-valismo, y ésta halló quizás su “expresión más cumplida en la extraordinaria serie de castillos reales del siglo XIX”, uno de los principales es el castillo real de Windsor, remodelación debida al arquitecto Jeffrey Wyatville, quien concibió una composición magníficamente pictórica entre los años de 1824 y 1837. Otro ejemplo es el castillo de Neuschwanstein, por C. Jank, E. Riedel y G. Dollman, entre los años de 1869 y 1886, erigido para Luis II de Baviera, quien fuera declarado loco precisamente en 1886.

La llegada del Siglo XX trae consigo nuevas tecnologías y el desuso del neo-gótico en Europa. El uso de marcos de acero permitió a los arquitectos el desarrollo de luces mayores entre columnas, posibilitando también el prescindir de columnas intermedias. La masificación de la bombilla incandescente volvió innecesario el uso de ventanales gigantes. Los ejemplos de estilo neo-gótico que datan de bien entrado el Siglo XX son, mayormente, edificios iniciados durante el apogeo de las últimas décadas del Siglo XIX y las primeras décadas del Siglo XX. El modernismo había llegado.

NOTA 1: Este artículo es complementario a VISTAZOS AL ESTILO NEOGÓTICO EN COSTA RICA publicado en otra entrada en nuestro blog

NOTA 2: Leer este artículo on-line en la revista del  CFIA: Revista del CFIA Costa Rica